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El círculo del amor se rompe

o la fragilidad de la vida

Publicado: 2014-08-21

¿Qué hace creer a algunas personas que la experiencia del amor o cualquier otra es indestructible? "El círculo del amor se rompe" del director Felix Van Groeningen, narra la experiencia de encuentro, pasión e intenso amor de dos aldeanos en Bélgica. En un contexto bucólico, Elise (Veerle Baetens) conoce al banjista Didier (Johan Heldenbergh) cuando este la vio en plena faena en su pequeño negocio de tatuajes. Él la invita al local del pueblo donde canta y toca con su grupo de bluegrass y es aquí donde empieza toda la historia de intenso amor que se consumaría en el embarazo de Elise. 

A pesar que la noticia del embarazo no le viene bien a Didier al inicio, pronto reconfigura su modo de pensar y se compromete efectivamente con la causa de ser padre, generando la infraestructura necesaria para recibir a su pequeña hija.

Lo que viene después son trazos de la experiencia de amor que conquista en la familia, tanto en el ámbito de la intimidad de la pareja como en los momentos en que están juntos los tres, padres e hija y por supuesto, los infaltables amigos, miembros del grupo musical al que más tarde Elise también se suma con una voz realmente hermosa. 

Uno mira esta película y quisiera estar ahí, ser parte de esta historia perfecta. La experiencia del amor completa entre los amantes, la amistad incondicional, la lejanía del mundo moderno para encontrar en el campo, en la tierra, en la chacra, lo necesario para vivir. La diversión con los amigos. La ausencia de necesidades económicas. Todo habla de un lugar, espacio-tiempo idílicos, que con seguridad cualquier mortal sueña, sobre todo luego de haber cruzado la ciudad entera de Lima, en hora punta. 

Sin embargo el elemento trágico acontece con todo su rigor. La pequeña hija es diagnosticada de un cáncer muy agresivo que terminará por enfrentar a Didier y Elise a la peor de las batallas que los padres pueden esperar: ser testigos de la partida de la única hija sin que los esfuerzos a los que se entregan día a día tengan algún efecto.

Los efectos de la partida de la pequeña son distintos en ambos. En Didier se acrecienta su escepticismo religioso renegando del sistema de salud público influido aun por perspectivas conservadoras que no permiten la experimentación genética para encontrar mejores oportunidades para los enfermos de cáncer terminal. Por su parte, Elise se aferra a símbolos míticos-religiosos para procurar encontrar algo de paz y sentido a su pérdida. Sin embargo nada podrá recuperarla. No parará hasta ir en busca de su hija. 

La búsqueda de la felicidad, o del sentido de realización que siempre hemos procurado los seres humanos va expuesta a la contingencia. El azar en muchas ocasiones nos expone a la fragilidad constitutiva de nuestras experiencias y nos hace vulnerables a perderlo todo. Todo aquello que luchamos por construir o que encontramos -también por azar- y que valoramos de manera decisiva en nuestras vidas, puede cambiar de un momento a otro sin que lo deseemos o esperemos. 

A pesar de ello, la subjetividad capta y genera una memoria de lo experimentado para devolvernos a los momentos más felices cuando los necesitamos. Como se suele decir en el ámbito coloquial, nada ni nadie nos quita lo bailado. 





Escrito por

Carlo Mario Velarde

Filósofo, interesado en temas públicos y en la exploración de la subjetividad.


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