El silencio ponzoñoso.
La pre- candidatura de Verónika Mendoza ha representado para un sector de la ciudadanía una buena noticia. En lo particular comparto el entusiasmo porque personas como ella, joven, trabajadora y con actitudes políticas fundadas en convicciones éticas, con las cuales me identifico, generan la sensación de que el debate y el menú político electoral pueden ensancharse y enriquecerse. Sin embargo la última entrevista concedida a Milagros Leyva en la que, frente a la pregunta de la entrevistadora sobre si Venezuela es o no una dictadura, ella responde que este país ha pasado por elecciones democráticas, dejando su respuesta en el ámbito de la ambigüedad y generando muchas dudas.
Primero, hay que reconocer que Leyva y muchos otros periodistas tienen su propia agenda que responde a intereses políticos o empresariales (no hay que olvidar que los medios de comunicación son empresas privadas). En el caso de Leyva, además, la hace más cuestionable su filiación solapa al APRA. Por lo menos cuestionable para mí, que no concuerdo en lo absoluto con el modo de hacer política de este partido y de sus militantes que han asumido cargos públicos, empezando por el propio ex presidente García.
Sin embargo cuando un político asume serlo y busca llegar al poder, tiene que saber que en la arena pública se enfrentará a todo tipo de preguntas y cuestionamientos, los cuales tiene que responder con claridad para sus electores y para los ciudadanos que forman parte del Estado al que aspira gobernar. Así es la democracia y la libertad de expresión. El problema entonces no son los periodistas sino los propios políticos que muchas veces apelan a la mentira o a la evasión que los aleje de tener que dar respuestas claras porque simplemente no saben que decir, o sus cálculos políticos le impiden hacerlo.
La crítica que hago, desde una perspectiva política va en orden a lo siguiente: Si yo hubiera sido Mendoza, hubiera respondido de la siguiente manera: en Venezuela se hicieron mal las cosas y se siguen haciendo mal en orden al respeto de las libertades y derechos fundamentales, así como en EEUU y en muchos otros países que no se someten al escrutinio por razones ideológicas o de intereses particulares. Y en nuestro propio país, con los gobiernos de Fujimori, y el APRA especialmente, también se violaron los derechos y libertades de los ciudadanos y se socavó la democracia. Asimismo, el papel que tiene buena parte de la empresa privada de totalizar los espacios de discusión pública, concentrando medios de comunicación, supone una mala práctica que debilita la institucionalidad del debate y el ejercicio de la libertad de expresión, como es el caso del Comercio. Aunque hay que advertir que de esto último si habló y con bastante firmeza y claridad.
Pero también pudo apelar a la situación de muchas empresas Mineras o de telecomunicaciones que no tributan, como debiera hacerlo cualquier empresa en un verdadero estado de derecho, lo cual socava la institucionalidad de nuestro país.
Pero Mendoza apeló a la respuesta fácil: En Venezuela se dieron elecciones democráticas, por lo tanto no existe un estado totalitario ni dictatorial. Y es ahí donde creo que se baja la llanta ella misma. Porque si como dicen algunos, su respuesta fue sopesando las próximas elecciones primarias, entonces va a tener que desdecirse si es que gana, para encontrar un respaldo más amplio de cara a las elecciones nacionales, y por lo tanto, entraría en el círculo vicioso del político tradicional que no dijo lo que dijo.
Los representantes políticos de la izquierda progresista tienen que comprender claramente que la defensa de los derechos fundamentales, el estado de derecho, el ejercicio irrestricto de las libertades ciudadanas y los derechos colectivos como el derecho a la protesta, y la democracia son valores que no pueden relativizarse (acá si hago una evaluación ética) y que políticamente, tampoco es rentable en el mediano y largo plazo. Ojalá haya más firmeza para enarbolar estas banderas en cualquier sentido y en cualquier espacio de discusión público política.
Pd. Me alegra que Mendoza haya pronunciado a través de su cuenta de twitter que está a favor de los derechos humanos en Perú, Venezuela y China. Es un buen síntoma.